Los grifos son criaturas mitológicas, que tienen su origen en la Grecia antigua. Eran animales nobles, leales y majestuosos, ya que reunian las características de los dos reyes de los animales, el león, rey de la selva, y el águila, rey del cielo. El Grifo tenía pues, las orejas y la parte posterior de león y la parte delantera, de águila. Era el rey del cielo y de la tierra y estaba consagrado al dios del sol y la música, Apolo. Tambien era el grifo, o los grifos en algunos casos, quienes resguardaban el vino y las vides del dios del vino Dionisio.
Tambien se han encontrado pinturas y esculturas babilónicas, asisrias y persas.
Se dice que el Grifo custodiaba las montañas donde se encontraba el oro, al norte de la India, esto se debía a que ponía sus huevos en estos lugares.
En la Edad Media, el Grifo fué Satanisado, y se le representaba robando y deborando almas, pero despues, se le comenzó a representar como un símbolo del dualismo de Jesucristo (Rey de los cielos y la tierra) y se le representó luchando contra dragones y basiliscos (segun esto, demonios encarnados).
En "The latter domain", Boeckler (1688) ofrece la siguiente interpretación: "Los Grifos son representados con un cuerpo de león, una cabeza de aguila, largas orejas,y garras de aguila, para indicar que uno debe combinar inteligencia y fuerza."
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